sábado, 21 de mayo de 2011

Los hombres.

Al no tener mucho tiempo, os dejo un texto que me salio en el examen de Lengua para analizar, de "Los hombres" segun la periodista Rosa Montero. Realmente un gran texto:

He tardado muchos años de mi vida en llegar a comprender que si me gustan los hombres es precisamenteporque no les entiendo. Porque son unos marcianos para mi, criaturas raras y como desconectadas por dentro, de manera que sus procesos mentales no tienen que ver con sus sentimientos; su lógica, con sus emociones; sus deseos, con su voluntad; sus palabras, con sus sueños.

Se habrían dado cuenta de que esto mismo es lo que siempre han dicho los hombres de nosotras: que las mujeres somos seres extraños e imprevisibles. Definidas socialmente así durante siglospor la voz del varón, que era la única voz publica, las mujeres hemos acarreado el sambenito de ser incoherentes e incomprensibles, mientras que los hombres se aprecian como el mas luminoso colmo de la claridad y la coherencia. Pues bien, de eso nada: “ellos” son desconcertantes, calamitosos y rarísimos. O al menos lo son para nosotras, del mismo modo que nosotras somos un misterio para ellos. Y es que poseemos, hombres y mujeres, concepciones del mundo diferentes, y somos, las unas para los otros, polos opuestos que al mismo tiempo se atraen y se repelen.

No se bien que es ser mujer, de la misma manera que no se que es ser hombre. Sin duda, somos identidades en perpetua mutación, complejas y cambiantes. Es obvio que gran parte de las llamadas caracteristicas femeninas o masculinas son producto de una educación determinada, es decir, de la tradición, de la cultura. Pero es de suponer que la biología también debe influir en nuestras diferencias. El problema radica en saber por donde pasa la raya, la frontera; que es lo aprendido y que lo innato. Es la vieja y no resuelta discusión entre ambiente y herencia.

Sea como fuere, lo cierto es que hoy parece existir una cierta mirada de mujer sobre el mundo, así como una cierta mirada de varón. Y así, miro a los hombres con mis ojos femeninos y me dejan pasmada. Me asombran, me divierten, en ocasiones me admiran, a menudo me irritan y me desesperan, como irrita y desespera lo que parece absurdo. A ellos, lo se , les sucede lo mismo. Leí en una ocasión un ingenioso articulo de Julián Barnes, uno de los jóvenes, (ya no tan jóvenes) escritores británicos, en el que, tras hablar de lo raritas que somos las chicas, hacia un decálogo de misterios para irresolubles en torno al alma femenina. He olvidado los demás, pero recuerdo uno de eso enigmas: ¿Por quelas mujeres al conducir mueven todo el cuerpo hacia un lado o hacia el otro cuando toman las curvas? Que es el mismo tipo de pregunta que la del entomólogo que se cuestiona: ¿Por queese bonito escarabajo pelotero frota sus patitas de atrás por las mañanas?. O sea, que así de remotos permanecemos los unos frente de las otras, como una ballena de un batracio, o como un escarabajo de un profesor de ciencias naturales.

A veces se diría que no pertenecemos a la misma especie y que carecemos de un lenguaje común.

El lenguaje, sobre todo el lenguaje, he aquí el abismo fundamental que nos separa.Porque nosotras hablamos demasiado y ellos hablan muy poco.Porque ellos jamás dicen lo que nosotras queremos oír, y lo que nosotras decimos les abruma.Porque nosotras necesitamos poner en palabra nuestros sentimientos y ellos no saben nombrar nunca lo que sienten.Porque a ellos les aterra hablar de sus emociones verbalmente.Porque lo que ellos dicen no es lo que nosotros escuchamos, y lo que ellos escuchan no es lo que nosotras hemos dicho.Por todos esos malentendidos y muchos otros, la comunicación entre los sexos es un perpetuo desencuentro.

Y de esa incomunicación surge el deseo. Siempre creí que a lo que yo aspiraba era a la comunicación perfecta con un hombre, con ese príncipe azul de lo sueños de infancia, un ser que sabrá adivinarme hasta los mas menudos pliegues interiores. Ahora he aprendido no solo que esa fusión es imposible, sino además es probablemente indeseable.Porque de la distancia y de la diferencia, del esfuerzo x saltar abismos y conquistar al otro o a la otra, del afán por comprenderle y descifrarle, nace la pasión. ¿Qué es el amor, sino esa gustosa enajenación; al salirte de ti para entrar en el otro o en la otra, para navegar por una galaxia distante de la tuya?

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